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miércoles, enero 28, 2009

Queridos amigos, compañeros, alumnos, conocidos...

Hoy cumplo 30 años. Es una tontería, de las que suelo inventar sólo por joder o por llamar la atención, decir que me siento triste. Me siento inmensamente feliz y agradecido con Dios por la hermosa vida que me ha tocado.

Con todas las carencias que pueda haber tenido, he recibido todo. Llegué al mundo en una mañana llena de viento y lluvia, es decir, con la naturaleza manifestándose lo más fuerte que podía. Para algunos un día así sería horrible; para mi no es más que otra de las tantas formas en que el mundo nos llama y, los que me conocen, saben que ese clima me encanta.

Me dieron una familia magnífica. De mi padre he aprendido que el amor no siempre se manifiesta de las formas más explícitas ni reconocibles. De mi madre, que nunca hay que dejar de asombrarse ante la belleza que a nuestro alrededor abunda. Y a mi hermana la quiero tanto como desde el momento en que la pedí a mis papás y a Diosito (claro!, porque era un niño de 3 años!).

Y otros tantos me habitan (los fantasmas de los que habla Octavio Paz). Mis abuelos, afectados por terribles enfermedades al morir, fueron una fuente inagotable de amor y de cuidados. Mi abuelo Ricardo me enseñó a vivir con alegría sin importar que mañana te irás. Mi abuela Amparo multiplicó su amor entre sus 9 hijos y sus otros tantos nietos (miren bien, no lo dividió ni lo repartió: lo multiplicó!).

Luego, ha venido tanta gente, tantos buenos amigos, muchas personas que me enseñaron a ser y no ser. No reniego de nadie, no hay nadie a quien deseara no haber conocido. Somos todos un poco de los que hemos encontrado en el camino.

Con el paso de los años fui forjando el sueño de mi vida. Primero quise ser capitán de un barco, luego y para siempre, dedicarme a la comunicación. Como saben, ahí la llevo en eso. Pero luego me dí cuenta de que era más importante el amor. Y empecé a desear con toda mi alma que llegara el momento de formar una familia.

Ese ha sido el más grande de mis sueños, vivir todas las dificultades de tener un hogar, de crecer al lado de alguien y de tener hijos. Y ahí encontré a mi Fabita. Corazoncito: Te amo con todas mis fuerzas. Gracias porque haces más simple la vida que siempre quiero complicarme tanto. Gracias porque entiendes las debilidades que trato de ocultarle al mundo. Gracias por todo lo que eres para mi; pero también por dejarme ser tantas cosas para ti. Gracias por acompañarme a hacer realidad este sueño, que es también tuyo.

Este sueño tomará gran parte de mi vida, pero no es el único ni el último. A raíz de ciertos acontecimiento recientes que no quiero comentar acá, porque se trata de ser felices, vuelvo a darme cuenta como todos lo hacemos en momentos de crisis, que sólo se vive una vez y que cada día es una bolsa de minutos que no puedes guardar para después.

Así que, adiós a mis alocados 20. Sé que no lo parecieron, tengo cara de serio, pero vaya que fueron divertidos. Gracias a todos los que entraron o salieron por ellos, a los que ya venían y permanecen.
Bienvenidos los 30. Espero y me deseo a mí mismo que me permitan seguir creciendo en lo personal, que lo demás vendrá solo. Sé que también serán divertidos.

Amigos, ni ahora ni nunca es momento de ser mezquinos: corramos bajo la lluvia, abramos una botella de champagne, cantemos hasta que se nos salgan los pulmones.

Sean felices todos.

Con amor.
Jorge.

2 Comments:

Blogger Susana Castillo said...

JorgiTo LinDo:

Recuerdo la vez que encontré un papelito con esas letras escritas por don Jorge. ¡Qué bonita familia tienes! y seguramente la que formas ya con Fabi será igual de linda. Les mando un abrazo a ambos y sí, lo mejor de la radio fue la gente que conocimos, entre ellas usted, señor Jorgito Lindo.

9:25 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

a mi me pareces patetico como siempre

2:07 p.m.  

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